lunes, 29 de octubre de 2012

UN ACTO DE AMOR AL PROJIMO.

En la época cuando el refresco costaba mucho menos, un niño de diez años de edad entró en la cafetería de un hotel y se sentó ante una mesa. Una mesera colocó un vaso con agua frente a él.

El niño entonces preguntó:
¿Cuánto cuesta un refresco?

La mesera respondió:
Cincuenta centavos.

El pequeño sacó la mano del bolsillo y estudió varias monedas.

Nuevamente el niño hizo una pregunta:
¿Cuánto cuesta un helado sencillo?

Algunas personas esperaban mesa y la mesera estaba impaciente.

La mesera respondió con brusquedad:
Treinta y cinco centavos

El pequeño contó las monedas nuevamente y le dijo a la mesera:
Quiero un helado sencillo.

La mesera le llevó el helado, colocó la cuenta sobre la mesa y se alejo. El niño terminó el helado, pagó al cajero y partió. Cuando la mesera regresó, empezó a limpiar la mesa y tragó saliva por lo que vio. Allí colocados junto a la copa vacía, había dos monedas de cinco centavos y cinco monedas de un centavo... su propina.

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